Lagrimas estelares
Mis lagrimas brotaban como estrellas grises,
como cuando se desborda el pantano,
no podía pararlo,
las lágrimas decidieron salir por encima de la palabra.
Me atisbó un sentimiento de miedo en la garganta,
oprimiendo la voz y cerrando
cualquier entrada de aire,
las lágrimas brotaban unilateralmente,
como en el vacío del espacio,
decidieron que era inevitable.
¿No podían haber esperado?
¿Para un escenario más ajustado,
en el que se hubiese sellado un pacto virtuoso con la verdad?
¿O en el que hubiese nacido como de pronto la esperanza,
de que era merecedor llorar así, como en la luna?
¿No podían haber esperado y demostrar
que la herida de sangre demuestra que en el lugar
donde se ha abierto se sembró la confianza
y dio bondadosamente sus frutos?
Porque, mirate, quien eres ahora.
Un trozo de lágrima en el asfalto,
de capacidad infinita, no te resignas.
Tu sollozo no justifica ningún balbuceo,
esa mañana misma te habías sentido agradecida
del sol, de las oportunidades, de ser capaz
de contener tanto aire y tiempo dentro.
Pero los sentimientos me atravesaron con su lanza,
estaban viendo como se me abría el pecho
y mientras seguían brotando las estrellas,
de nada sirvió ser tan cobarde escondiendo la herida,
se desbordaba sin precedentes el pantano.
como cuando se desborda el pantano,
no podía pararlo,
las lágrimas decidieron salir por encima de la palabra.
Me atisbó un sentimiento de miedo en la garganta,
oprimiendo la voz y cerrando
cualquier entrada de aire,
las lágrimas brotaban unilateralmente,
como en el vacío del espacio,
decidieron que era inevitable.
¿No podían haber esperado?
¿Para un escenario más ajustado,
en el que se hubiese sellado un pacto virtuoso con la verdad?
¿O en el que hubiese nacido como de pronto la esperanza,
de que era merecedor llorar así, como en la luna?
¿No podían haber esperado y demostrar
que la herida de sangre demuestra que en el lugar
donde se ha abierto se sembró la confianza
y dio bondadosamente sus frutos?
Porque, mirate, quien eres ahora.
Un trozo de lágrima en el asfalto,
de capacidad infinita, no te resignas.
Tu sollozo no justifica ningún balbuceo,
esa mañana misma te habías sentido agradecida
del sol, de las oportunidades, de ser capaz
de contener tanto aire y tiempo dentro.
Pero los sentimientos me atravesaron con su lanza,
estaban viendo como se me abría el pecho
y mientras seguían brotando las estrellas,
de nada sirvió ser tan cobarde escondiendo la herida,
se desbordaba sin precedentes el pantano.
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