Verte sumida en tu mundo de pensamientos
creo que es el acto más romántico;
Ese instante que ya hace tiempo que has desaparecido.
Yo no puedo volar y tú no tienes alas doradas,
mis raíces se agarran al mismo suelo,
no sé como te alzas, quitándote los despojos,
mientras te contemplo con ojos de creyente.
Nunca he sido lo suficientemente devota
a las fuerzas mayores que rigen el mundo,
no poseo una cruz en el pecho ni miedo en el alma,
pero te admiro por como mueves las manos;
como consigues crear nuevas brechas de espacio
remolinos furiosos cargados de perfume,
traes la luz de la luna y dejas el mundo sedente,
veo en ti la posibilidad de que exista algo más allá
de este humilde presente que mendiga coherencia.
Quisiera, en algunos momentos de miedo cobarde,
hacer de tu pelo mojado en la lluvia
unos barrotes que te encierren en mi;
en mi y conmigo,
terrible belleza,
desvanece de mi,
de mi y sin(migo).
Es ese levitante corte del tiempo,
en el que tengo, como el péndulo de la fe,
la certeza de que eres mía,
contemplando con la misma fuerza
el abismo que me lanza en tu olvido.
Prometería a un niño de mente limpia:
Ella es buena, en sus palabras se esconde la esperanza del mundo.
Pero... La belleza, como absoluto, no entiende de adjetivos:
A veces su vuelo deja el aire ponzoñoso
porque no dice mentiras, pero miente,
dice compartir la misma porción de corazón;
el desequilibrio es desproporcionado;
te escucho y en mis pulmones la muerte se adentra
tan fugaz como tu aleteo.
Levito en la fragilidad sustancial de tu ser
sé que estoy sembrando en un terreno infértil.
Admito que no te quiero viviendo por el rugoso tacto
de tus palmas, la herida que escondes en los dedos,
los que dicen que tanto mundo han tocado
pero que ahora ya no trabajan de canales para el corazón.
que no hablan
que han olvidado, y solo viven descomponiéndose
corazón viajero que pisa raíles
llevando poquísimo ajuar,
no sea que te sometas al tiempo
y te quedes.
Te miro y te deseo pero no te quiero
porque nunca serás capaz de quedarte y amarme
vistes otro tipo de naturaleza
el incienso que se alza en mi casa
no contiene el ingrediente elemental de tus nubes.
No quiero quererte pero te has anclado en la retina
como quien aguarda una perla en el estómago,
Te convertiste ya en un recuerdo marcador de mi deseo:
te mantengo, la mente fijada
en tu pupila clavada en la mía
ojo a ojo y mis dientes mordiendo los tuyos
las palabras cubiertas de un amor enfermo,
tomé tu veneno a hurtadillas
pensando que cuando dicen que algo daña no están en lo cierto.
Ahora que este páramo urbano, ciudad arrebatadora,
nos da la definitiva oportunidad de separarnos
creo que es la prueba para confirmar que yo no te quería
pero que no escogemos a quien amamos
ni en el momento en que uno sufre,
dice adiós de forma forzada
y espera que el tiempo sane las cicatrices.
creo que es el acto más romántico;
Ese instante que ya hace tiempo que has desaparecido.
Yo no puedo volar y tú no tienes alas doradas,
mis raíces se agarran al mismo suelo,
no sé como te alzas, quitándote los despojos,
mientras te contemplo con ojos de creyente.
Nunca he sido lo suficientemente devota
a las fuerzas mayores que rigen el mundo,
no poseo una cruz en el pecho ni miedo en el alma,
pero te admiro por como mueves las manos;
como consigues crear nuevas brechas de espacio
remolinos furiosos cargados de perfume,
traes la luz de la luna y dejas el mundo sedente,
veo en ti la posibilidad de que exista algo más allá
de este humilde presente que mendiga coherencia.
Quisiera, en algunos momentos de miedo cobarde,
hacer de tu pelo mojado en la lluvia
unos barrotes que te encierren en mi;
en mi y conmigo,
terrible belleza,
desvanece de mi,
de mi y sin(migo).
Es ese levitante corte del tiempo,
en el que tengo, como el péndulo de la fe,
la certeza de que eres mía,
contemplando con la misma fuerza
el abismo que me lanza en tu olvido.
Prometería a un niño de mente limpia:
Ella es buena, en sus palabras se esconde la esperanza del mundo.
Pero... La belleza, como absoluto, no entiende de adjetivos:
A veces su vuelo deja el aire ponzoñoso
porque no dice mentiras, pero miente,
dice compartir la misma porción de corazón;
el desequilibrio es desproporcionado;
te escucho y en mis pulmones la muerte se adentra
tan fugaz como tu aleteo.
Levito en la fragilidad sustancial de tu ser
sé que estoy sembrando en un terreno infértil.
Admito que no te quiero viviendo por el rugoso tacto
de tus palmas, la herida que escondes en los dedos,
los que dicen que tanto mundo han tocado
pero que ahora ya no trabajan de canales para el corazón.
que no hablan
que han olvidado, y solo viven descomponiéndose
corazón viajero que pisa raíles
llevando poquísimo ajuar,
no sea que te sometas al tiempo
y te quedes.
Te miro y te deseo pero no te quiero
porque nunca serás capaz de quedarte y amarme
vistes otro tipo de naturaleza
el incienso que se alza en mi casa
no contiene el ingrediente elemental de tus nubes.
No quiero quererte pero te has anclado en la retina
como quien aguarda una perla en el estómago,
Te convertiste ya en un recuerdo marcador de mi deseo:
te mantengo, la mente fijada
en tu pupila clavada en la mía
ojo a ojo y mis dientes mordiendo los tuyos
las palabras cubiertas de un amor enfermo,
tomé tu veneno a hurtadillas
pensando que cuando dicen que algo daña no están en lo cierto.
Ahora que este páramo urbano, ciudad arrebatadora,
nos da la definitiva oportunidad de separarnos
creo que es la prueba para confirmar que yo no te quería
pero que no escogemos a quien amamos
ni en el momento en que uno sufre,
dice adiós de forma forzada
y espera que el tiempo sane las cicatrices.
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