Noche cuerpo a cuerpo

Mientras la noche iba desoscureciendo
la habitación se ensanchaba
nuestros cuerpos, como un remolino, se descubrían
enredados en el telaje del lecho:
seguía tumbada en el dulce pasto de tu pecho.

No hizo falta hablarte de poesía
en tus manos la sensibilidad rebozaba candente
con ganas de poseer mi osadía,
un instante
repleto de pasión y de belleza.

Tocabas mi cara como si de archivo tuvieses el tacto
cortándote en las esquinas, rondando las sienes,
obviando las manchas,
en cada una depositaste una reflexión resonante.

(Viste el desorden que aguardo tanto en el alma
como en el pelo,
decidiste pasar la noche
durmiendo sin sábanas
cuerpo a cuerpo
y ni te quejaste del frío).

A pesar de la ausencia de la luna
A pesar de la oscuridad de la memoria
A pesar de que era la primera vez que yacía

en tal pantano de carícias
entre columnas salomónicas de hierro
entre unos dedos tan curiosos

Las manos frías persiguiendo la forma que habito
La mirada, lasciva, pero prudente
mi cuerpo, ante tus ojos, acomodándose al mármol.
El silencio, sin vergüenza, me hablabas flojito...

arrapado a mi oreja,
no me estremecía,
tu brisa era como acordarme
de que existo.

        - y porqué lo hago.


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