Piensa que si te escribo es porque mi voz nunca fue capaz de ser suficiente. Y que las palabras por muchas que hayan, simulan suspiros pero se clavan como raíces. Y no siempre son justas, tampoco exactas. Prefiero pensar lo que te diré, así podré saber que eres capaz de leer mi mente y entender lo que siento.

Posiblemente a veces preguntes porqué la mayoría de veces no puedo, ni tengo las fuerzas de obligarme a erigir del fango que me ahoga. Y porqué a veces soy yo misma la que creo arenas movedizas, corrientes violentas y me lanzo en medio de mares desbordados... Tal vez no tengas porqués, ni siquiera interrogantes. Pero a estas dudas yo tampoco tengo una respuesta, solamente vagas suposiciones como por ejemplo que es posible que una parte de mi prefiera vivir mediante bochornos y baches antes de encontrarse con nada. Y supongo, otra vez, que en este frenesí, una vez dentro solo es posible salir ileso con la muerte o llevar las cicatrices de la miserable rendición. Como toda en las luchas, siempre está el que pelea con constancia, que no cesa ni en los momentos de pleno silencio.

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