Supongo que cuando se haya terminado todo
Volveré corriendo a casa derecha a tus brazos
Para refugiarme.
Me encontráras como nunca;
Desquiciada, sola, triste y perdida.
Yo te lo ruego. Es mi única súplica.
Recuérdame que hubo antes de toda esta confusión.
Qué fué de mis brazos,
¿Volaron, se quedaron sin poder abrazar?
Qué fué de mis pulmones y del aire
Que corría vivo llenando cada parte...
¿Acaso los ahogué? Con desesperación o tabaco, humo de mis grises lágrimas.
Cuando me encuentres denostada
Coje mis frágiles manos
Y devuélveles a sus yemas el tacto...
A mis labios no les hagas nada.
Acustumbrados están de saborear salado,
Dales el sabor dulce que les falta.
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